A F.U.D.O.S.I. foi formada em 1934 “para proteger as liturgias sagradas, ritos e doutrinas das Ordens iniciáticas tradicionais de serem apropriadas e profanadas por organizações clandestinas”. A F.U.D.O.S.I. não era uma Ordem, mas uma Federação Universal de Ordens e Sociedades esotéricas e autônomas, portanto, um órgão administrativo antes de tudo.

“Algumas pessoas, cujas mentes ainda não receberam luz suficiente, desejam saber por que era necessária uma Federação Universal. As Ordens e Sociedades Iniciáticas que, no seu próprio campo de trabalho, desfrutam da mais absoluta e completa liberdade e perfeita autonomia e independência. A esta questão nós podemos responder que, mais que qualquer outra coisa, está no trabalho iniciático que a maior vigilância é indispensável e que uma disciplina internacional estrita e ativa deve ser exercida.

Nós devemos reconhecer e lamentamos a existência de muitos falsos profetas e vários auto-proclamados iniciados que usam, para propósitos egoístas e tirânicos de dominação, o pretexto da iniciação para explorar as pessoas crédulas e sinceras. Era tempo de advertir o público contra estes falsos líderes e contra doutrinas nocivas que eles ensinaram às almas confiantes.

Em cada país, cada Ordem autêntica e regular conhece seus imitadores e tais falsos profetas. Era necessário vigiar estes movimentos clandestinos, expor estes impostores ou instrumentos ocultos e evitar sua força, em todos os países, onde quer que eles estejam operando, e assim evitar qualquer confusão entre as Ordens regulares e autênticas e as Organizações falsas que são prejudiciais ou que ofereçam ensinamentos que nada têm a ver com a Tradição Universal e o Esoterismo.

E também era necessário que as Ordens autênticas tivessem cuidado ao selecionar os seus membros e oficiais e manter os seus adeptos e estudantes no caminho correto das verdadeiras doutrinas, obrigando-os a seguir uma linha estrita de disciplina, trabalho racional, sincero e consciencioso, para evitar ensinamentos radicais e heterodoxia. Este imenso trabalho que era pretendido e que protegia as Ordens contra os seus inimigos internos e exteriores foi efetuado com sucesso pela F.U.D.O.S.I. e continua ocorrendo.” (Jornal da F.U.D.O.S.I., novembro de 1946)

 

Monday, October 24, 2005

Las Sociedades Iniciáticas y la F.U.D.O.S.I.


La Orden Martinista

La más célebre de las sociedades iniciáticas ocultistas a comienzos de siglo era, incontestablemente, la Orden Martinista, de la cual Papus (cuyo nombre verdadero era Gérard Encausse, 1865-1916) fue en cierto modo el presidente-fundador. Esta Orden tuvo um inmenso éxito y todavía hoy (en sus diferentes ramificaciones) es una de las más importantes escuelas esotéricas de Francia, unánimemente respetada en los círculos masónicos y espiritualistas.

La Orden nació del encuentro de Papus y Augustin Chaboseau, que habrían tenido, cada uno, una filiación iniciática que se remontaría a la filosofía mística de Louis Claude de Saint- Martin (1743-1803), discípulo de Martínez de Pasqually (1727-1774). En 1888, o puede que antes, Papus y Chaboseau intercambiaron sus respectivas iniciaciones y crearon la «Orden Martinista», cuyo «Supremo Consejo» fue creado en 1891. Estaba formado por doce miembros y, además de Papus que lo dirigía, formaban parte de él: Augustin Chaboseau, evidentemente, Stanislas de Guaita, Lucien Chamuel, Paul Sédir, Paul Adam, Marc Haven, Julien Lejay, Georges Monitére, Charles Barlet, Jacques Burguet y Victor-Emile Michelet.

De hecho, parece que ese primer Supremo Consejo martínista fue idéntico a la «Cámara de Dirección» de la Orden Cabalística de la Rosacruz. El martinismo, tal cual era concebido por Papus, era una forma de teosofía cristiana o de cristianismo esotérico, basada esencialmente en la doctrina de Louis Claude de Saint-Martin, inspirada a su vez en las enseñanzas de Martínez de Pasqually y en las obras de Jacob Boehme.

La filosofía de la Orden Martinista estuvo muy influenciada por lo tanto por lãs enseñanzas del Maestro Philippe de Lyon y por las de Saint-Yves d’Alveydre, respectivamente «maestro espiritual» y «maestro intelectual» de Papus. Los términos «martinismo» y «martinista», que existen desde finales del siglo XVIII, hacen referencia tanto a Louis Claude de Saint- Martin como a Martinez de Pasqually (en Rusia, el término martinista se aplicaba generalmente a los masones que practicaban el Rito Escocés Rectificado). En ocasiones, se utiliza también el término «martinezismo» para designar específicamente la doctrina de Martínez de Pasqually, más ocultista y masónica, en contraposición a la de Louis Claude de Saint-Martin, más mística y cristiana.

La Orden Martinista de Papus era una creación nueva y no el resurgir de uma Orden em hibernación (lo que hubiera sido el caso si se hubiera intentado restablecer la Orden de los Elegidos Cohen de Martínez de Pasqually). Reuniendo la documentación antigua disponible se elaboró un ritual, el cual redactó en su versión definitiva Charles Détré (llamado Téder), que se publicó en 1913. La Orden comprendía cuatro grados: Asociado, Asociado Iniciado, Superior Desconocido y Superior Desconocido Iniciador. Su fuerza residia en su descentralización, siendo cada Maestro de logia por completo responsable tanto de su gestión como de su actividad local, teniendo los Iniciadores capacidad para iniciar en los tres primeros grados fuera incluso del marco institucional de la logia.

La Orden Martinista era una especie de organización esotérica de masas, uma especie de vivero en el que se podía seleccionar a los mejores adeptos para introducirlos em organizaciones más selectivas, como la Rosacruz Cabalística o la FIL. Su órgano oficial era la célebre revista L’Initiation, que apareció desde 1888 hasta 1912 y, posteriormente, Mysteria desde 1913 hasta 1914. La Orden tuvo un éxito prodigioso y se difundió por todo el mundo. En 1898 comprendía 112 logias de las que 27 eran francesas, 36 del resto de Europa, 36 de los Estados Unidos, 9 de Hispanoamérica, 2 de Tonkin, 1 de Egipto y 1 de Túnez.

Después, la Orden siguió desarrollándose, sobre todo en Francia, en Europa, em Egipto y em las colonias francesas, de tal modo que en vísperas de la Gran Guerra, había más de 160 logias regulares.

Posteriormente, se puso en duda la validez de las filiaciones de Papus y Chaboseau y, por tanto, la validez iniciática de su Orden Martinista. No obstante, esos mismos que dudaban de la legitimidad de Papus y Chaboseau intentaron conseguir un lugar preponderante en la Orden que estaban criticando, invocando unas filiaciones pretendidamente más auténticas, em concreto la filiación «lionesa» (surgida de Willermoz) y la filiación «rusa» (trasmitida por los martinistas rusos, que se refugiaron en Francia tras la revolución rusa).

Sinarquía, Martinismo y Rosacruz en el período entreguerras

Martinismo y Sinarquía

La sinarquía de Saint-Yves d’Alveydre


Sabemos que Papus decía que tenía dos maestros: un maestro «espiritual», el “Maestro Philippe de Lyon”, y un maestro «intelectual», el marqués Alexandre Saint-Yves d’Alveydre (1842-1909). Éste se había dedicado a estudiar la filosofia esotérica de la historia, con lo que renovaba los trabajos de Antoine Fabre d’Olivet (1768-1825), sobre todo Histoíre philosophíque du genre humain, de la que había tomado muchas cosas; pero introduciéndolas en un sistema muy distinto y tremendamente original. Saint-Yves D’Alveydre, por medio de sus obras (Mission des Souveraíns, Mission des Ouvríers, Missiou des Juifs, Mission de la Inde, Mission des Françaís, etc.) proponía la constitución de um gobierno ideal, la «Sinarquía», basado en una visión espiritual del Mundo y de los principios que hoy dia llamaríamos sociobiológicos. Según su etimologia (gobierno del grupo), la sinarquía es um gobierno ejercido por colegios de responsables superiores.

El ideal sinárquico había influido en el conjunto de los martinista y de los ocultistas de principios de siglo. Imaginaban que, mediante la sinarquía, los principios de armonía cósmica regenerarían la política de los Estados y resolverían todos los problemas de la sociedad. La mayoría de los esoteristas, hasta Segunda Guerra Mundial, se proclamaban sinarquistas abiertamente, y em modo alguno se trataba para ellos de conspirar en la clandestinidad. Barlet escribió L’evolutíon sociale en 1900 y Sair (Dr. Auguste Edouard Chauvet) publicó en 1912 L’Etat social vrai, refiriéndose ambos explícitamente a Saint Yves d’Alveydre. Las mismas ideas se encuentran en Le triple aspect de la question sociale de Rudolf Steiner (1919). Los partidarios de la sinarquía proponían por lo general una especie de federalismo (comuna, región, nación, imperio, etc.) acompañado de la sustitución de la Asamblea Nacional y del Senado por tres consejos: un Consejo Cultural, correspondiente al principio de «autoridad espiritual», del cual dependerían los cultos, el arte, la enseñanza y la investigación científica; un Consejo Judicial, correspondiente al principio del «poder temporal», del cual, además de la justicia, dependerían la policía, el ejército y los asuntos exteriores; y, por último, un Consejo Económico, en el que estarían representados todos los sindicatos profesionales, obreros y patronales, y del que dependerían, entre otras, las cuestiones monetarias. Uma de las ambiciones de los sinarquistas era crear una sociedad ideal sin lucha de clases y quitar el poder de manos de los «políticos» para confiárselo a «especialistas verdaderamente competentes».

Los tres consejos corresponden, según los sinarquistas ocultistas, a las três partes que constituyen la persona humana (espíritu, cuerpo astral y cuerpo físico). Es interesante constatar que corresponden también a las tres funciones sociales fundamentales que el erudito Georges Dumezil (probablemente influído por el pensamiento alveydriano) encontró en todos los antiguos pueblos indo-europeos («sacerdotes y doctores», «guerreros» y «campesinos y productores») y que subsistían en el Antiguo Régimen en el Clero, la Nobleza y el Tercer Estado.

Las dos tendencias del ocultismo francés y la acción sinarquista

Tras la Primera Guerra Mundial, el imperio iniciático de Papus se deshizo. No apareció ninguna personalidad que fuera capaz de reunir todas sus cualidades de escritor, pedagogo, organizador, federalizador y con la capacidad para llevar a cabo su papel de animador universalmente aceptado. Todos se pelearon por su herencia. No hubo ninguna reunión de todos los antiguos miembros del Supremo Consejo Martinista para decidir quien sería el nuevo Gran Maestro y dos intentaron despertar las organizaciones papusianas en su beneficio. No obstante, conviene distinguir dos grandes movimientos entre los se dividieron la mayor parte de los esoteristas.

Primero, el movimiento liones de Bricaud (y posteriormente de Chevillon), que había capitalizado la Ordo de Menfis-Misraim; la Orden Martinista (llamada de Lyon); la Iglesia Católica Gnóstica; y la Orden Rosacruz Cabalística y Gnóstica. Segundo, un movimiento más discreto y disperso que incluía la Orden Martinista y Sinárquica, fundada por Victor Blanchard em 1921; la Orden Martinista Tradicional, constituida por Augustin Ghaboseau y Victor-Emile Michelet en 1931; la Orden Cabalística de la Rosacruz y la Iglesia Gnóstica Universal, presididas en esa época por Chamuel; la Sociedad Alquímica de Francia de Jollivet Gastelot; y, en cierta medida, la Fraternidad Polar, que dirigió Victor Blanchard a partir de 1933. Fue este segundo movimiento el que constituiria el núcleo francés de la F.U.D.O.S.I..

Ahora bien, pese a su rivalidad, los dirigentes de esas organizaciones, sobre todo las ordenes martinistas, se interesaban todos por la difusión del ideal sinárquico, lo que fue el caso, no sólo de Blanchard con su Orden Martinista y Sinárquica, sino también el de otros Grandes Maestros de la época, aunque no se sabe demasiado bien cómo conciliaban esa ideología con su apoyo a la causa naundorfista. En su momento, el propio Papus había intentado tener influencia política, sobre todo en la corte rusa, en donde la tradición martinista todavia estaba viva. Según Victor-Emile Michelet «el último czar de todas las Rusias [Nicolás II] fue, al igual que su abuelo Alejandro, iniciado en el martinismo. Algunos saben que esa es una de las razones por las cuales se mantuvo fiel a la alianza francesa, pese a las presiones ejercidas sobre él para separarle de ella». Según otras fuentes, tras la muerte de Papus (en 1916) en plena guerra, el Hermano Georges Lagréze fue designado por Glémenceau para dirigir uma delegación martinista de cinco miembro que, en 1917, fue, vía Estocolmo, a intentar conseguir de Kerenski (que era martinista) que Rusia no abandonara a los aliados.

Victor-Emile Michelet escribió sobre las teorías de Saint Yves d’Alveydre: «Puede que un día me esté permitido contar cómo, en 1919, las enseñanzas del pasado fracasaron al intentar penetrar en la reconstrucción de Europa y cómo el adverso genio de la tierra aportó su gloriosa oposición». Dirigentes martinistas como Papus, Blanchard, Lagréze o Michelet tuvieron sin duda la ambición de influir secretamente en el curso de los acontecimientos políticos, sobre todo mediante la difusión de los ideales sinárquicos. Es probable que Bricaud, Chevillon y Chaboseau tuvieran los mismos sueños; dejando a un lado algunas intervenciones concretas, como la de Rusia, esas personalidades martinistas apenas se hicieron notar con su actuación política en el mundo «profano», y ésta sólo fue ejercida en el marco oculto de sus logias durante la lectura de «planchas» dedicadas a reconstruir el mundo los principios del martinismo.

Conviene, no obstante, tratar como caso a parte a Jollivet Castelot, que es tuvo muy metido en su combate por el «comunismo espiritualista» y cuya actuación tuvo algún eco más, así como a una sociedad como el «Movimiento Sinárquico de Imperio».

Victor Blanchard y la Orden Martinista y Sinárquica

Victor Blanchard (1878-1953) fue, en el período de entreguerras, Soberano Gran Maestro de la Orden Martinista y Sinárquica, con el nombre iniciático de Paul Yésir. Era por entonces un importante funcionario de la administración, que accedió a la función de Jefe de la Secretaría General de la Presidência de la Cámara de los Diputados. Había sido un estrecho colaborador de Papus, junto al cual organizó el congreso espiritualista de junio de 1908. Durante algún tiempo unido a Guénon, se separó de él debido al asunto de la Orden del Temple Renovado. Además, era un discípulo y una gran admirador de Saint-Yves d’Alveydre. Según Jean Mallinger, «sus conocimientos sobre magnetismo e hierología eran notables».

Tras la guerra, Blanchard no reconoció el Gran Maestrazgo de Bricaud al frente de los martinistas y fundó, junto a algunos antiguos miembros del Supremo Consejo, su propia Orden Martinista y Sinárquica, el 3 de enero de 1921. Al carecer de reglas bien definidas en cuanto al nombramiento o la sucesión del Gran Maestro (la Orden Martinista había sido fundada por el propio Papus), es imposible decir quien de ellos, Bricaud o Blanchard, era el legítimo Gran Maestro. Por otra parte, existían diferencias entre los dos ordenes martinistas. Bricaud, que se consideraba en la tradición de Elegidos Cohen de Martínez de Pasqually y de Willermoz, sólo permitía el acceso a la Orden de los varones y sólo aceptaba francmasones con el grado de Maestro, continuando así los intentos de Téder por acercar el martinismo y la masonería. Blanchard, que seguía ligado al sincretismo esotérico tal cual lo había practicado Papus, admitia como éste a las mujeres y no exigía ninguna cualificación masónica. Blanchard reivindicaba también a Saint-Yves d’Alveydre; añadió al título de su Orden el epíteto «sinárquica». Es indudable que, trabajando en la secretaría de la Cámara de los Diputados, soñó com influir con sus actuación oculta en el discurso de los acontecimientos políticos. Se comprende entonces que, seguidamente, les fuera fácil a las oficinas antimasónicas utilizar el nombre (Orden Martinista y Sinárquica) y la fecha de fundación (1921) de la «sociedad secreta» de Blanchard como pruebas de la existencia, incluso de la antigüedad, del «complot sinárquico». No obstante, lo cierto es que no encontramos ningún resto de Blanchard ni de su movimiento en los acontecimientos políticos de la época y que tampoco se conoce ninguna obra escrita por él sobre la sinarquía.

En el período entreguerras, además del martinismo, Victor Blanchard era masón del Gran Oriente (donde fue miembro del Gran Colegio de los Ritos), así como alto dignatario de muchas capillas ocultas: la Iglesia Gnóstica Universal (con el nombre de Tau Targelius) y la Orden Cabalística de la Rosacruz, organizaciones dirigidas por Lucien Mauchel, llamado Chamuel, distintas ambas de la Iglesia Católica Gnóstica y de la Orden de la Rosacruz Cabalística y Gnóstica, dirigidas por Bricaud y posteriormente por Chevillon; la Orden del Lis y del Águila, en la que era Comendador desde 1918; la Fraternidad de los Polares, de la que era presidente desde 1933 (al menos del grupo de París); y, finalmente, de la Orden Pitagórica, en la cual, gracias a los lazos creados por la F.U.D.O.S.I., obtuvo el cuarto y último grado así como el título de «Arconte de las Ciencias y de las Artes».

Victor Blanchard fue uno de los entusiastas fundadores de la F.U.D.O.S.I., que le permitió continuar la acción internacional comenzada en junio de 1908 y le confería una nueva legitimidad frente a Chevillon. En 1934 se convirtió en uno de los tres «Emperadores», com jurisdicción especial sobre el martinismo y el Oriente; pero, como veremos, fue reemplazado en 1939 por Augustin Chaboseau.


Las Sociedades Rosacruces a la búsqueda de un Mundo Nuevo

Jollivet Castelot y el comunismo espiritualista

François Jollivet Castelot había seguido una vía independiente y original. Se había separado de Papus en 1904 y con un pequeño grupo de discípulos, reunidos en la Sociedad Alquímica de Francia, continuaba sus investigaciones transmutatorias. Si creemos su novela autobiográfica, Le destin ou los fils d’Hermes (pág. 327), alcanzó el cuarto grado (llamado «Hermano Iluminado de la Rosacruz») de la Rosacruz Cabalística mientras Barlet era el Gran Maestro de la Orden. Parece que, en relación con la Sociedad Alquímica de Francia, tras la Primera Guerra Mundial creó un círculo interno llamado justamente «Cofradía de los Hermanos Iluminados de la Rosacruz» independientemente de Blanchard y de Bricaud, que se disputaban la herencia cabalística de Papus.

Jollivet Castelot era un hombre al que le apasionaban las realizaciones prácticas, que no quería um recorrido espiritual limitado a la meditación o al estudio de los símbolos. Pensaba que el verdadero adepto debía investirse en el mundo. De modo que aspiraba a que sus investigaciones pudieran ser utilizadas para el avance de la ciencia oficial y no dejaba de proponer a eruditos que examinaran los resultados de sus trabajos. También se metió en política, primero en el Partido Comunista Francés y, tras haber sido expulsado de él, em la “Unión Comunista Espiritualista”, que fundó él mismo en 1927.

Junto a todos los que se decían iniciado de su época, Jollivet Castelot es, el único rosacruz francês que siguió en la auténtica tradición de la Fama y de la Confessio, y su vida y obra, que merecen ser estudiadas, son un ejemplo a seguir para aquellos que quieran armonizar la evolución espiritual y la vida terrena. Al igual que los primeros rosacruces del siglo XVII, se consagró a la vez a la búsqueda alquímica, la reforma de las instituciones políticas y la mejora de la suerte de la humanidad. Los títulos de su obras demuestran lo diverso de sus intereses y de sus trabajos, por ejemplo, de entre más de una veintena de libros destacan: La science alchimique (1904), Sociologie et fouriérisme (1908), La médicine spagyrique (1912), Le communisme spiritualiste (1925), La révolution chimíque et la transmutation des métaux (1925), Príncipes d’économie sociale non matéríaliste (1928) y La loí de l’Histoire (1933). En 1896, Jollivet Castelot había creado una revista titulada L’Hyperchímie, que en 1902 se convirtió em Rosa Alchemica de 1904 a 1914 en Nouveaux Horizonts de la Science et de la Pensée y, a partir de 1920, en La Rose+Croix. En el número de enero de 1921, un artículo firmado por «un Hermano de la R+C» propuso como remedio para los males de Europa la sinarquía, presentada como «la síntesis viva del individualismo (anarquía) y del colectivismo (socialismo)». En el artículo titulado «El despertar del clericalismo y el deber de los Rosa+Cruz» (noviembre de 1921), el doctor Joseph Ferrua estigmatiza la «renovación de la alianza del sacerdote y el soldado» y declara que los Hermanos Rosacruces lucharán contra la internacional reaccionaria suscitada por el clericalismo italiano, «igual que hicieron antaño contra los proveedores de cárceles y de hogueras, contra todas las potencias de la tierra que ahogaban la voz de la razón y del libre pensamiento».

Hasta el final de su vida, Jollivet Castelot no dejó de combatir en su revista al fascismo y al nazismo y de proponer su comunismo espiritualista, que se decía conforme a los principios de la sinarquía, así como federalista, pacifista y libertario. A partir de enero de 1935, por influencia de August Reichel (llamado Fra Amertis), alquimista alemán que residía en Suiza, La Rose+Croix, que era el órgano oficial de la Sociedad Alquímica de Francia, se convirtió también en el órgano oficial de las ramas francesa y suiza de la A.M.O.R.C.. No obstante, esta colaboración no tardaría en terminar, debido tanto a la expulsión de Reichel de la A.M.O.R.C. y de la F.U.D.O.S.I., en 1936, como de la muerte en 1937 de Jollivet Castelot. La Rose+Croix dejó entonces de aparecer.

Sâr Hieronymus y la Rosacruz belga
En el período entreguerras, el más importante dirigente rosacruz de Bélgica fue Emile Dantinne (1884-1969), muy conocido también por su nombre iniciático de Sâr Hieronymus; pero su apellido exacto era Dantine, que parece haber transformado en Dantine por razones cabalísticas o numerológicas. Además del movimiento rosacruz, Sâr Hieronymus era el impulsor en su país de la Orden Martinista y de la Orden Pitagórica; sin embargo, no era muy favorable a la masonería, mientras que muchos de sus discípulos, sobre todo Jean Mallinger, eran miembros de Menfis-Misraim.

Emile Dantinne era funcionario de la administración de Telégrafos y Teléfonos y de la biblioteca de la ciudad de Huy-sur-Meuse. Era muy conocido en el mundo de las letras em Bélgica por sus numerosas antologías de poesía y cuentos tradicionales, así como por sus estudios sobre la historia y el folclore de Valonia. Era también un orientalista, especialista em hebreo, árabe, sumerio y tibetano; muchos de su estudios sobre esoterismo musulmán aparecieron en la antigua revista Inconnnues. También fue el autor de un libro pequeño, pero excelente, L’oeuvre et la pensée de Péladan (1948), que permite familiarizarse fácilmente con la filosofía rosacruz de Sâr Merodack, sin perderse en los meandros de su demasiado voluminosa bibliografía.

Como muchos esoteristas de su tiempo (por ejemplo Augustin Chaboseau y su hijo Jean Chaboseau), Emile Dantinne era un naundorfista convencido; además, uno de sus principales adjuntos, monseñor André Cordonnier (llamado Sar Oregorius), obispo de la Iglesia Católica Liberal, era capellán de la família Bourbon-Naundorff de Holanda. Tras la Primera Guerra Mundial, Sar Hieronymus se propuso despertar las diversas sociedades iniciáticas belgas, em concreto los grupos rosacruces fundados por Joséphin Péladan durante sus viajes al país. Sâr Hieronymus proyectaba también armonizar las doctrinas de diversas tradiciones esotéricas occidentales, confrontando sus enseñanzas com las conclusiones de la ciencia moderna. Con esa intención había fundado grupos de estudio como la CRSO (Comisión de Investigaciones Científicas sobre el Ocultismo) en Huy-sur-Meuse, y posteriormente el Instituto de Estúdios Superiores Psicológicos y la Sociedad Metafísica em Bruselas; también impulsaba órdenes iniciáticas tales como la Rosacruz Interior (un círculo muy cerrado que continuó a partir de 1919 la Orden Rosacruz de Péladan), la Orden Rosacruz Universitária (creada en 1923 en Lovaina y destinada a los estudiantes y universitarios) y la Orden Pitagórica («despertada» en 1927), llamada también «de Hermes Tetramegisto». Em esos grupos, uno de los principales adjuntos de Sar Hieronimus era el abogado Jean Mallinger, llamado Sar Elgim (Ostende 1904 - Bruselas 1982).

La Rosacruz Universitaria era el umbral de acceso a la Rosacuz Interior. La primera comprendía los nueves grados de la Rosacruz de Oro del siglo XVIII: Zelator 1º, Theoreticus 2º, Practicus 3º, Phillosophus 4º, Adeptus Minor 5º, Adeptus Major 6º, Adeptus Exemptus 7º, Magister Templi 8º, Magus 9º. La segunda comprendía los tres grados de la Rosacruz Católica de Péladan - Escudero 10º, Caballero 11º y Comendador 12º - a los cuales se añadió un cuarto grado, Imperator (13º). Posteriormente, la Rosacruz Interior, que se decía continuadora de la Rosacruz Católica de Péladan, tomó el nombre de Rosacruz Universal, basándose en el hecho de que «católica» puede interpretarse como «universal». Finalmente, la expresión «Rosacruz Universal» sirvió para nombrar al conjunto de la Orden Rosacruz de Hieronymus, incluida la Rosacruz Universitaria.

En 1930, Sâr Hieronymus consideró que el trabajo de sus grupos de estudio y de sus órdenes iniciáticas estaban lo bastante avanzados como para poder dialogar con otras fraternidades y crear con ellas una federación con tres objetivos: armonizar las enseñanzas, en especial las de las fraternidades que decían tener una misma tradición (por ejemplo la rosacruz); ejercer en el plano práctico uma acción coordinada dirigida hacia el mundo exterior (por ejemplo, la difusión de ciertos ideales o de ciertos conocimientos); y, por último, protegerse de la acción de los diversos «aventureros de lo oculto».

También se puso en contacto con los dirigentes de diferentes movimientos inciáticos; bajo el patronazgo de la Rosacruz Universitaria tuvo lugar, el 20 de marzo de 1932, en Bruselas, uma primera asamblea inter-iniciática que reunía a la Rosacruz Universitaria, la Orden de Hermes Tetramegisto, la Orden de los Odd Fellows, el Rito de Menfis-Misraim de Bélgica y la Orden Brahmanista; pero los contactos no fueron fructíferos con los Odd Fellows ni con la Orden Brahmanista. No obstante, de resultas, en 1933 se establecieron relaciones fructuosas con la Orden Martinista y Sinárquica, el A.M.O.R.C. de América y la Rosacruz Suiza de Reichel y Bertholet. El proyecto de unión espiritualista de Sâr Hieronymus coincidia plenamente con los deseos de Victor Blanchard y de Spencer Lewis, y com bastante rapidez se iba a crear, en agosto de 1934, la F.U.D.O.S.I. (Federación Universal de Órdenes y Sociedades Inicíáticas). Parece que en el origen de la F.U.D.O.S.I. también tuvo que ver la idea de que la cuna histórica de la Iniciación se encontraba en Egipto. Desde allí, la tradición iniciática se habría transmitido a Occidente por intermedio del pitagorismo y el hermetismo alejandrino y, posteriormente, por médio de la corriente rosacruz y la masonería egipcia; pero no está muy claro si el eje de la federación tênia que ser la rosacruz o la masonería egipcia. Parece que fue la segunda la que prevaleció, a comienzos de 1934, probablemente por influencia de Jean Mallinger, y que fue entonces cuando se creó el «Consejo Internacional de Órdenes Orientales», cuyo símbolo principal era Misraim. Sin embargo, el Consejo terminó dejando su sitio a la F.U.D.O.S.I., organizada esencialmente en torno a la tradición rosacruz.

Los Polares

La Fraternidad de los Polares, que estuvo muy activa durante los años 1930, tiene gran interés para nosotros porque: se sitúa en la tradición rosacruz; fue creada por dos italianos, Mario Fille y Cesare Accomani, y por ello nace de la corriente hermética italiana, que tan importante fue en la génesis de los movimientos rosacruces y de la masonería egipcia; estos dos italianos se conocieron en Egipto, lugar obligado de peregrinación para todos los iniciados; los Polares excavaron en Montsegur, al que consideraban como el castillo del Grial, y con ello contribuyeron al desarrollo del mito del Grial pirenaico, cuyo iniciador fue Péladan; algunos de ellos fueron los propagadores del ideal sinárquico; y, por último, la Fraternidad Polar fue, por un momento, miembro de la F.U.D.O.S.I..

Según la leyenda de su formación, la Fraternidad de los Polares tiene su origen en el encuentro, en 1908, al norte de Roma, entre Mario Fille y un misterioso eremita, el padre Julien. Este habría entregado a Mario Fille un método adivinatorio, el «oráculo de la fuerza astral», al que éste no concedió demasiada importancia en un principio. Unos diez años más tarde, Mario Filie conoció em Egipto a un compatriota, Cesare Accomani, que se entusiasmo por el método, basado en principios numerológicos. Ambos experimentaron con el oráculo; entonces se dieron cuenta de su poder, particularmente eficaz, que permitia entrar en contacto con el «Centro Esotérico Rosacruz del Himalaya», que se proponía preparar «el advenimiento del Espíritu bajo el signo de la Rosa y la Cruz». Según sus palabras, en 1929 el oráculo les confió la misión de reconstituir la Fraternidad de los Polares, cuyos «miembros se había dispersado en el siglo XV debido al odio que se le tenía a la Verdadera Luz» y les indicó que su dirección había de establecerse en París. En 1930 apareció el manifiesto de la Fraternidad Polar, Asia mysteriosa, firmado por Zam Bhotiva (seudónimo de Cesare Accomani) y su templo se instaló en el 36 de la avenida Junot, en el barrio de Montmartre. El padre Julien desapareció en 1908, pero continuó enviando mensajes por medio del oráculo; así les fue revelado que era um emisario de la Gran Logia Blanca del Himalaya. Finalmente, el padre Julien realizó su última comunicación el 8 de abril de 1930, anunciando su próxima muerte. Es curioso comprobar que el primer número del Bulletin des Polaires apareció el 9 de mayo de 1930, como si en adelante fuera a sustituir de un modo más moderno a los mensajes del padre Julien. Y, sorprendente coincidencia, el ocultista napolitano Guiliano Kremmerz (cuyo nombre es la forma italiana de Julien), fundador de la Fraternidad de Myriam, que hasta ahora no había sido citado en relación a los Polares, cayó en coma el 7 de mayo de 1930, muriendo el 16 de ese mismo mes, tras haber predicho su propio final.

No deja de resultar una sorpresa el éxito que tuvo la Fraternidad de los Polares desde su traslado a París. Personalidades influyentes se unieron a Mario Fille y Accomani, sobre todo los periodistas Fernand Divoire y Jean Dorsenne, los escritores Jean Marqués-Riviére y Maurice Magre, los ocultistas sinárquicos Jeanne Canudo, Vivian du Mas y Victor Blanchard. El mismo René Guénon participó durante un corto período en la empresa. Se han conservado los nombres de algunos otros iniciados superiores de la fraternidad: Henri Meslin de Champigny (obispo gnóstico con el nombre de Tau Harmonius), monseñor Lesétre (obispo católico romano), el príncipe You-Kantor de Camboya, Jean Chaboseau (hijo de Augustin Chaboseau), Maurice Bauden, René Odm, Gérard de Senailhac, la condesa de Pujol-Murat, Fernande Guignard, Renée Remande, Gabrielle Coquet y Lydie Martin. Señalemos, no obstante, que muchos de los adeptos aquí citados no estuvieron en los Polares más que de un modo episódico, aunque la asociación mantuviera una actividad continuada hasta las vísperas de la guerra.

Los Polares se decían poseedores de la tradición boreal de Thule, y a ella hace referencia su apelativo. Las ceremonias eran particularmente impresionantes, los adeptos se reunían cubiertos de cogullas. La historia interna de la Fraternidad se conoce mal. Parece que tuvo muchos problemas para descubrir al Gran Maestro que había anunciado el oráculo. Sin embargo, el 6 de agosto de 1933, la «Fraternidad Polar» fue inscrita en la oficina de asociaciones de la prefectura de policía de París, con Victor Blanchard como presidente. Tras um nuevo oráculo, algunos polares corrieron a Montsegur y Lordat (junto a Lazenac), donde excavaron en vano buscando el Grial y el tesoro de los albigenses.

La Fraternidad fue miembro de la F.U.D.O.S.I. entre 1937 y 1938 y fue en su templo de la avenida Junot donde tuvo lugar en agosto de 1937 el convento de la federación. Los polares se enorgullecían de proteger a Francia con su acción magnética; pero la Segunda Guerra Mundial destruyó todos los esfuerzos de la asociación, que no parece haber sobrevivido.

Las demás sociedades rosacruces de Francia

En Francia, en el período entre guerras, además de la Rosacruz de Jollivet Castelot y de los Polares, existían algunos movimientos que invocaban la tradición rosacruz. Entre ellos se pueden distinguir sociedades de estilos diferentes.

La Antroposofía de Rudolf Steiner y la Asociación Rosacruz de Max Heindel estaban presentes, en tanto que ramas francesas de movimientos internacionales. La Orden Cabalística de la Rosacruz continuaba con dos filíaciones diferentes (Bricaud-Chevillon y Chamuel-Chaboseau), en tanto que círculo interno del Martinismo. En la época de la F.U.D.O.S.I., dos nuevas ramas rosacruces intentaron implantarse: la rama francesa del A.M.O.R.C., dirigida por Hans Grüter y Jeanne Guesdon; y la rama francesa de la Rosacruz Universitana, dirigida por Jules Rochat de l’Abbaye. Por último, subsistían dos continuaciones de la Orden de la Rosacruz Católica de Péladan, sobre las cuales no sabemos casi nada: la «Rosa», dirigida por el pintor Jacques Brasilier, que editaba las Feuíllet de la Rosace y el grupo de Gary de Lacroze. Según el programa de Péladan, la Cofradía de la Rosa invitaba a todos los artistas a trabajar «por la gloria del ideal cristiano»; en cuanto al cenáculo de Gary de Lacroze - al que parece que algunos esoteristas cristianos reconocieron como el sucesor legítimo de Péladan - era más especulativo que operativo. Según uma carta de Milosz a James Chauvet de Burdeos, fechada en 1930, Albert de Pouvourville (llamado Matgioi) formaba parte sobre todo del segundo grupo, así como «muchos de los nombres más conocidos del antiguo y del nuevo Voile d’Isis». Recordemos a este respecto que, en 1927, apareció un número especial del Voile d’Isis sobre «los rosacruces» y, en 1931, otro número especial sobre «la tradición rosacruz». Emile Dantinne parece haber tenido relación con la «Rosa» de Jacques Brasilier, pero haber desconocido la existencia del círculo de Gary de Lacroze. Es cierto que éste estaba muy próximo al catolicismo oficial, y es probable que los rosacruces belgas fueran demasiado heréticos para su gusto; eso sin contar con que, al compartir las fantasías de la Revue Internationale dês Sociétés Secretes, sospechaba que los ocultistas se encontraban en el origen de la revolución rusa.