A F.U.D.O.S.I. foi formada em 1934 “para proteger as liturgias sagradas, ritos e doutrinas das Ordens iniciáticas tradicionais de serem apropriadas e profanadas por organizações clandestinas”. A F.U.D.O.S.I. não era uma Ordem, mas uma Federação Universal de Ordens e Sociedades esotéricas e autônomas, portanto, um órgão administrativo antes de tudo.

“Algumas pessoas, cujas mentes ainda não receberam luz suficiente, desejam saber por que era necessária uma Federação Universal. As Ordens e Sociedades Iniciáticas que, no seu próprio campo de trabalho, desfrutam da mais absoluta e completa liberdade e perfeita autonomia e independência. A esta questão nós podemos responder que, mais que qualquer outra coisa, está no trabalho iniciático que a maior vigilância é indispensável e que uma disciplina internacional estrita e ativa deve ser exercida.

Nós devemos reconhecer e lamentamos a existência de muitos falsos profetas e vários auto-proclamados iniciados que usam, para propósitos egoístas e tirânicos de dominação, o pretexto da iniciação para explorar as pessoas crédulas e sinceras. Era tempo de advertir o público contra estes falsos líderes e contra doutrinas nocivas que eles ensinaram às almas confiantes.

Em cada país, cada Ordem autêntica e regular conhece seus imitadores e tais falsos profetas. Era necessário vigiar estes movimentos clandestinos, expor estes impostores ou instrumentos ocultos e evitar sua força, em todos os países, onde quer que eles estejam operando, e assim evitar qualquer confusão entre as Ordens regulares e autênticas e as Organizações falsas que são prejudiciais ou que ofereçam ensinamentos que nada têm a ver com a Tradição Universal e o Esoterismo.

E também era necessário que as Ordens autênticas tivessem cuidado ao selecionar os seus membros e oficiais e manter os seus adeptos e estudantes no caminho correto das verdadeiras doutrinas, obrigando-os a seguir uma linha estrita de disciplina, trabalho racional, sincero e consciencioso, para evitar ensinamentos radicais e heterodoxia. Este imenso trabalho que era pretendido e que protegia as Ordens contra os seus inimigos internos e exteriores foi efetuado com sucesso pela F.U.D.O.S.I. e continua ocorrendo.” (Jornal da F.U.D.O.S.I., novembro de 1946)

 

Sunday, February 26, 2006

Simbología de la espada

Todos los Martinistas sabemos que en cada símbolo de nuestro templo se encuentra velada una verdad trascendente. En una permanente lectura del libro del hombre y del libro de la naturaleza avanzamos con algunos mojones que nos indican la rectitud de nuestro andar y el valor del esfuerzo. Nuestros símbolos nos ayudan a develar nuestra realidad interior al vivenciarlos y darles la correcta dimensión.

Vamos a desarrollar una somera visión de uno de ellos: la espada.

Asimilada durante siglos a la idea de arma y elemento de conquista, su concepto y utilización ha sido consagrado en el ámbito iniciático por los pensamientos y la conducta de dedicados estudiantes de los misterios a valores diferentes. A lo sumo es lo que detiene por la fuerza de su ideal a nuestros errores y nos conquista para la luz...

No es solo el saber, es el comprender y utilizar lo que nos da el completo conocimiento de cualquier símbolo...

La espada que reposa sobre la mesa del maestro tiene un simbolismo definido, es el símbolo primario de la fuerza que defiende a nuestros hermanos y hermanas en la invisible presencia de la egregor contra todo ataque externo y nos da los parámetros para el orden interno de la Heptada.

En este punto debemos ahondar el porque la espada tiene ese carácter defensivo y ordenador. Dentro de nuestra tradición occidental es marco de referencia del ideal caballeresco. Es el poder que puede destruir el mal y preservar la justicia. Es las fuerzas de la luz y el orden enfrentadas a la de la oscuridad y el caos.

Es por ello que se convierte en un Axis Mundi en relación a determinados principios; en ella se encuentran representados: el honor, el valor, el poder, la verdad, la rectitud, el equilibrio.

Dentro de su construcción el plano espiritual representado por la hoja toma contacto con el plano material representado por la empuñadura para plasmar en los mundos material y espiritual la voluntad de quien tiene el conocimiento y el poder para empuñarla.

Por ello que a los caballeros les era dado el espaldarazo al ser consagrados (por otro caballero) como tales.

Al encontrarse asociada desde tiempos inmemoriales a la luz y al fuego, su empleo constituye una purificación, tal como se encuentra expresado en la alquimia donde representa el fuego purificador.

Dentro de los relatos de caballería representa la fuerza espiritual del caballero, y a este respecto podemos decir que es reflejo de la autoridad al encarnar quien la empuña los ideales citados anteriormente.

Los materiales en los cuales está construida tienen particulares simbologías que no desarrollaré en este estudio. Recordemos que es uno de los elementos utilizados dentro de lo que se llamó en siglos pasados la magia práctica. Como ejemplo podemos citar que el hierro para los romanos simbolizaba al Dios Marte y tenía la capacidad de ahuyentar a los espíritus malignos.

Pero hay algo a lo que sí debemos referirnos y es al temple, para que una espada tenga utilidad debe estar templada, al igual que un iniciado... Templar significa tomar conciencia de su propia esencia y sutilizar los cuerpos transformándolos en instrumentos apropiados para tal esencia. Cuando un individuo templa es cuando alcanza una realización interior de continuo equilibrio con las leyes del UNO; sin necesidad de mediar su mente su accionar es el correcto, cumple como lo expresa uno de nuestros discursos el óctuplo sendero.

Otro simbolismo es su referencia al Verbo, dentro del cristianismo representa al espíritu y la palabra de Dios, obrando en ella un ser con voluntad propia. De allí la medieval costumbre de darle nombre a las espadas. Cito como ejemplo una de las más famosas: Excalibur, su mas antiguo nombre es Caliburn que significa la que hace una marca a fuego en la materia, dejo a vosotros sacar las conclusiones entre su simbología de palabra divina y lo antes citado sobre la realización en los planos espiritual y material y su referencia a quien puede empuñarla.

La espada occidental es recta y tiene referencia a la tradición solar y un simbolismo que cae dentro de lo fálico en atribución a su energía regeneradora que destruye la injusticia y la ignorancia generando paz y justicia, el poder de la luz envainada en la oscuridad de las posibilidades del no-ser y que al ser empuñada en un relámpago denota realización, actividad, acción... creación.

Un capítulo aparte merecería la realización interior y exterior del héroe que tiene las facultades del uso de la espada. Entre la mitología y la realidad multitudes de iniciados empuñaron la espada para defender milenarios ideales. En la antigua tradición celta encontramos la invencible espada del dios LUG, divinidad de la luz.

Arturo, Sigfrido, arquetipos que tuvieron la capacidad de liberar o recomponer sus espadas. Aquel que la puede sacar (empuñar) de su prisión ó recomponer si se encuentra rota recompone el desorden y es capaz de restaurar el orden ideal.

Es aquel que utilizando su voluntad, iluminado por la luz del ideal, decide restaurar para sí y para otros la armonía perfecta, la armonía cósmica. Quien ha demostrado ser merecedor de tal don.

Asimismo dentro de nuestros rituales se nos señala que nuestra espada ritualística representa la dualidad, lo positivo y lo negativo, y en ello se nos indica un sendero en el medio. Con ello se dispone el orden interno de nuestra Heptada, pues es en esa correcta actitud y acción que podemos desarrollarnos y progresar tanto como individualidad o como grupo.

Se nos dice que entre la ley y la espada se encuentra el correcto accionar de los hermanos, hay quienes pueden creer que hace simplemente referencia a la ley y al castigo, hilando mucho más fino podemos decir que nuestro sendero se encuentra entre nuestra realidad física como Heptada y los arquetipos que nos brindan nuestros símbolos.

La espada es entonces la vía de la inteligencia y la conducta, tomando conciencia de nuestro eje interno, el sendero del medio que nos conduce a la reintegración, el camino del iniciado.

Equilibrando los filos de nuestro espíritu siendo intermediarios de la Voluntad Superior.

La correcta ó incorrecta forma de utilizar un símbolo está en nosotros, nosotros buscamos el acierto ó el error y por él somos responsables.

Si salimos del sendero del medio nos quedan los filos...

Hermanos míos, todos tenemos nuestra espada, el verbo, que como los antiguos caballeros hace retroceder a los dragones de la ignorancia, la mentira, la ambición, las tinieblas y el caos... construyendo entre nosotros una fraternidad, una egregor pujante y realizadora de los ideales de nuestros Maestros del pasado, los Superiores Incógnitos...

Nosotros, Martinistas, caballeros de la verdad, debemos llevar los fecundantes principios de nuestra Orden a la totalidad de la sociedad, allí donde nuestros pasos nos lleven, pero con la discreción necesaria.

No limitaremos nuestra acción a los templos, sino al Gran Templo que es la creación y a la gloria del Gran Arquitecto del Universo.

Tal vez ahora vemos por que la espada se nos brinda, como decíamos al principio, como elemento defensivo y ordenador; si cada hermano se hace uno con su simbolismo es materialmente imposible otro destino. Si encarna en él los valores y conocimientos necesarios la fraternidad y la unión surgen instantáneamente. Pues quien puede velar mejor por un hermano que otro hermano. La espada que el Maestro de la Heptada tiene la autoridad para utilizar es también nuestra pues nos hemos adherido a su simbología y la respaldamos con nuestro conocimiento, nuestro poder interior.

Somos iniciados y conocemos el lenguaje secreto... el silencio y la acción son nuestro sello, tal como nuestro Venerable Maestro firmó sus inspiradores escritos... Filósofos Desconocidos.