A F.U.D.O.S.I. foi formada em 1934 “para proteger as liturgias sagradas, ritos e doutrinas das Ordens iniciáticas tradicionais de serem apropriadas e profanadas por organizações clandestinas”. A F.U.D.O.S.I. não era uma Ordem, mas uma Federação Universal de Ordens e Sociedades esotéricas e autônomas, portanto, um órgão administrativo antes de tudo.

“Algumas pessoas, cujas mentes ainda não receberam luz suficiente, desejam saber por que era necessária uma Federação Universal. As Ordens e Sociedades Iniciáticas que, no seu próprio campo de trabalho, desfrutam da mais absoluta e completa liberdade e perfeita autonomia e independência. A esta questão nós podemos responder que, mais que qualquer outra coisa, está no trabalho iniciático que a maior vigilância é indispensável e que uma disciplina internacional estrita e ativa deve ser exercida.

Nós devemos reconhecer e lamentamos a existência de muitos falsos profetas e vários auto-proclamados iniciados que usam, para propósitos egoístas e tirânicos de dominação, o pretexto da iniciação para explorar as pessoas crédulas e sinceras. Era tempo de advertir o público contra estes falsos líderes e contra doutrinas nocivas que eles ensinaram às almas confiantes.

Em cada país, cada Ordem autêntica e regular conhece seus imitadores e tais falsos profetas. Era necessário vigiar estes movimentos clandestinos, expor estes impostores ou instrumentos ocultos e evitar sua força, em todos os países, onde quer que eles estejam operando, e assim evitar qualquer confusão entre as Ordens regulares e autênticas e as Organizações falsas que são prejudiciais ou que ofereçam ensinamentos que nada têm a ver com a Tradição Universal e o Esoterismo.

E também era necessário que as Ordens autênticas tivessem cuidado ao selecionar os seus membros e oficiais e manter os seus adeptos e estudantes no caminho correto das verdadeiras doutrinas, obrigando-os a seguir uma linha estrita de disciplina, trabalho racional, sincero e consciencioso, para evitar ensinamentos radicais e heterodoxia. Este imenso trabalho que era pretendido e que protegia as Ordens contra os seus inimigos internos e exteriores foi efetuado com sucesso pela F.U.D.O.S.I. e continua ocorrendo.” (Jornal da F.U.D.O.S.I., novembro de 1946)

 

Tuesday, November 29, 2005

LA ROSALEDA DE LOS MAGOS por Christian Rebisse


Entre la última mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo siguiente, se asiste a una floración de órdenes rosacruces. Estos movimientos suelen tener poco en común con lo que conocemos de la Rosa-Cruz del pasado, pero todos intentan, con más o menos éxito, situarse bajo sus auspicios. Después de haber citado en el último artículo la creación de algunos de estos grupos, continuaremos nuestras investigaciones penetrando en la “Rosaleda de los Magos”.


Monte Veritá

En el siglo XIX, Europa se ve sacudida por la llegada de la industrialización que revoluciona la organización social. Esta crisis es especialmente fuerte en Alemania donde, en 1870, aparecen signos de rechazo al mundo industrial. En respuesta a la urbanización generada por una nueva organización del trabajo, aparece el Naturismo. Se intenta huir de la polución de las ciudades, crear comunidades y “ciudades jardín” para vivir en armonía con la naturaleza. Quienes comparten este punto de vista, pronto se reagrupan alrededor del movimiento Reforma de la Vida (Lebensreform, 1892). Contrariamente a la Reforma a la que apelaban los rosacruces del siglo XVII y a las utopías literarias que le sucedieron, el progreso científico se siente como una amenaza en el siglo XIX. El movimiento de Reforma de la Vida está relacionado con el vegetarianismo, el naturismo, el espiritismo, las medicinas naturales, el higienismo, la Sociedad Teosófica y los artistas. (1).

Dentro de este movimiento, un teósofo suizo, Alfredo Pioda, intenta establecer en 1889 un convento laico. El grupo toma el nombre de Fraternitas y se instala en el monte Verdad (monte Veritá) cerca de Ascona (Ticino, Suiza). Frantz Hartmann y la condesa Wachtmeister, familiares de Helena Petrovna Blavatsky, participan en este proyecto efímero. Es sin duda esta experiencia la que inspirará a Frantz Hartmann “Una institución rosacruz en Suiza”, el capítulo que añadirá a las sucesivas ediciones de su novela iniciática Una aventura con los rosacruces. De las cenizas de Fraternitas, harán nacer Henri Oedenkoven e Ida Hofmann en 1900, Monte Veritá una comunidad del mismo tipo (2). Muchos serán quienes frecuenten Monte Veritá, tales como el escritor Herman Hess, el futuro filósofo Martín Buber, el político Gustav Landauer, Emile Jacques-Dalcroze, el inventor de la gimnasia rítmica, o Rudolf von Laban, el coreógrafo y teórico de la danza.


Los Templarios de Oriente

En el marco de Monte Veritá se instala pronto Verita Mystica, una Logia de la Ordo Templi Orientis (O.T.O.). Esta orden, creada hacia 1893, estaba entonces regida por Theodor Reuss, el dirigente desde 1902 de la rama alemana de la S.R.I.A. (Societas Rosicruciana in Anglia). En una carta dirigida a H. Spencer Lewis, éste pretenderá más tarde que fue por no desairar a Wynn Westcott por lo que había aceptado un cargo en dicha Orden, pero que se había dado cuenta de que lo que realmente interesaba a Wynn Westcott era hacerse con los documentos rosacruces alemanes y austriacos que él poseía (3). En efecto, la O.T.O. pretendía continuar la obra de los rosacruces del pasado. Theodor Reuss presentaba a su organización como una especie de academia masónica cuya función real era esconder una Orden rosacruz secreta que descendía directamente de los rosacruces “originales y auténticos” (4). Pretendía igualmente que el cuartel secreto de la Orden se encontraba en Reuss, un principado situado cerca de Leipzig, en el bosque de Turingia. Decía que había sido iniciado en esta Orden por Karl Kellner, en julio de 1893.

De hecho, como indica Gastone Ventura, Karl Kellner había fundado la O.T.O. junto con Frantz Hartmann y Heinrich Klein después de su retorno de un viaje por Oriente. Karl Kellner decía haber sido iniciado en los antiguos misterios por el monje árabe Solimán ben Aufa y por los gurús indios del yoga tántrico Bhime Sen Pratap y Sri Amagya Paramahansa (5). Sin embargo, todo esto no tenía nada que ver con el rosacrucismo. No fue sino a la muerte de Kellner, hacia 1902, cuando Theodor Reuss instauró la O.T.O. No obstante, su legitimidad fue pronto puesta en duda, especialmente cuando comenzó a dedicarse a un verdadero comercio de diplomas iniciáticos. Papus, al igual que otros, permitió que Theodor Reuss le utilizara durante cierto tiempo, pero su organización fue rápidamente puesta bajo sospecha (6).

Más tarde, en plena guerra de 1914-1918, la O.T.O. sale de nuevo al día organizando un congreso pacifista en Monte Veritá (7). Rodolf von Laban presenta en el mismo un espectáculo ritualístico, el Himno al Sol, una coreografía wagneriana. Como miembro de la O.T.O., Rodolf von Laban es también secretario de la Alianza Internacional de Damas de la Rosa-Cruz, una organización auxiliar de la O.T.O. destinada a trabajar por la reconciliación universal entre los pueblos, sin distinción de razas o religiones. La Alianza recomienda una economía altruista, basada en compartir, y estima que el arte es el mejor medio ofrecido a los pueblos para curar las plagas infligidas por la guerra (aquí encontramos una idea muy querida de Joséphin Péladan). Este proyecto utópico no parece haber terminado, y como consecuencia, la O.T.O. conocerá un destino poco glorioso. Aleister Crowley continuará encaminándolo hacia prácticas mágicas poco recomendables que no tienen nada que ver con el rosacrucismo ni con la francmasonería. Tendremos ocasión de volver sobre esta Orden cuando abordemos los años 20 en un próximo artículo.


La Golden Dawn

En el artículo anterior hablábamos del nacimiento de la S.R.I.A. Mientras en el continente se desarrollaban los acontecimientos que hemos presentado a comienzos de este artículo, en Inglaterra, los dirigentes de la S.R.I.A. crean un nueva Orden, la Hermetic Order of the Golden Dawn, también llamada Golden Dawn. En 1887, William Wynn Westcott recopila unos manuscritos que contienen cinco rituales codificados. Estos textos, que habrían pertenecido a Baal Shem Tov y después a Eliphas Lévi, fueron encontrados en casa de un librero en un ejemplar de los Símbolos Secretos de los rosacruces de los siglos XVI y XVII. La leyenda dice que contenían la dirección de una representante de la Orden de la Rosa-Cruz en Alemania: Anna Sprengel. Después de haber entrado en contacto con ella, William Wynn Westcott, Samuel Liddell Mathers y R. William Woodman fundaron en Londres la Logia Isis-Urania, que pronto fue seguida por la Logia Athanor, en Auteuil. Así nació la Hermética Orden de la Golden Dawn, dirigida por Samuel Mathers (cuñado del filósofo Henry Bergson). Como ocurre con el origen de la mayoría de las organizaciones iniciáticas, se recurre a un personaje mítico, puesto que nunca se ha demostrado que Anna Sprengel existiera realmente, siendo fabricados probablemente los manuscritos codificados por un miembro de la S.R.I.A. Kenneth Mac Kenzie.

La Golden Dawn posee características que parecen alejarla del rosacrucismo de los siglos XVII y XVIII. En efecto, sus rituales recurren a la teurgia y a teorías que apuntan ante todo a la magia y a los cabalistas cristianos del Renacimiento; prácticas que habían sido desechadas por los rosacruces del pasado en beneficio de una alquimia espiritual. Es probable que los rituales de la Golden Dawn estén en parte inspirados en el libro La Magia Sagrada de Abramelin, en la que Mathers había profundizado (8), y también en los textos de Henri Corneille Agrippa cuyas escrituras mágicas utiliza en sus propios libros. La Orden adopta un simbólico egiptismo y concede un importante lugar al estudio del Tarot. La Golden Dawn retoma la jerarquía de grados utilizados en la S.R.I.A. y aloja dentro de ella una Orden interior, la Ordo Rosae Rubeae et Aureae Crucis.

Bajo la dirección de su Imperator, Samuel Liddell Mathers (1854-1918), la Golden Dawn conoce un éxito inmediato y, entre 1888 y 1900, se convierte en una importante organización iniciática. Frecuentan sus logias numerosos francmasones y teósofos y cuenta entre sus miembros con personalidades tan ilustres como William Butler Yeats (futuro premio Nóbel de literatura en 1923), Constance Marz, la esposa de Oscar Wilde, Gérard Kelly, presidente de la Royal Academy... No obstante, la Orden conocerá numerosos cismas que darán nacimiento a organizaciones como Stella Matutina, con W.B. Yeats, Alpha Omega, después The Inner Light con Violet Firth (alias Dion Fortune), y The Fellowship of the Rosy-Cross, con Arthur Edward Waite. A ellos hay que añadir a Aleister Crowley, el mago negro que fundo Astrum Argentinum.


Joséphin Péladan

En Francia, en la época en que nace la Golden Dawn, Joséphin Péladan (1858-1918) publica El vicio supremo (1884), una novela en la que pinta las costumbres de su tiempo. Este autor atípico va a jugar un importante papel en la evolución del rosacrucismo del siglo XX (9). En la lectura de su libro se comprueba que poseía un vasto conocimiento del conjunto del cuerpo esotérico. Estaba especialmente marcado por la Historia de la Magia de Pierre Christian (1870), una obra voluminosa dedicada a las ciencias ocultas (10). El personaje clave del Vicio Supremo es Mérodack, un mago. No se trata de un ocultista de baja estofa, sino de un iniciado que quiere poner sus conocimientos al servicio de un elevado ideal.

Este libro, que contiene un prefacio elogioso de Barbey d’Aurevilly, aporta un éxito inmediato a nuestro joven autor. Stanislas de Guaita (1861-1897) es uno de sus más fieles lectores. En el mes de noviembre, escribe a Joséphin Péladan para testimoniarle su admiración. Los dos hombres se encuentran y se hacen amigos. Como indica su correspondencia, Stanislas de Guaita es un neófito en materia de esoterismo. En una de sus cartas dice lo siguiente: “Nunca olvidaré esto: que debo a su libro el haber emprendido el estudio de la ciencia hermética” (11).


La Rosa-Cruz de Toulouse

Es a su hermano Adrien (1844-1885), uno de los primeros homeópatas franceses, a quien Péladan debe sus conocimientos. Adrien era discípulo de Paul Lacuria (1806-1890), eclesiástico y hermetista cristiano (12), que a su vez era discípulo de Fabre d’Olivet. Adrien Péladan pasa por haber sido iniciado en la Orden de la Rosa-Cruz en 1878 por Firmin Boissin (1835-1893). Joséphin Péladan presenta a Firmin Boissin como “miembro de la última rama de la orden, la de Toulouse” diciendo de él que es el “Comendador de la Rosa-Cruz del Templo, Prior de Toulouse y Deán del Consejo de los catorce” (13). A esta rama tolosina de la Rosa-Cruz había pertenecido igualmente el vizconde Edouard de Lapasse (1792-1867), un antiguo diplomado y médico alquimista tolosino (14). En efecto, desde 1860, el vizconde de Lapasse hablaba de la “Rosa-Cruz, sociedad secreta de la que en nuestros días aún quedan algunos adeptos” 15. Aunque no se presentaba a sí mismo como miembro de la Orden, Firmin Boissin indica que pasaba por ser, con razón o sin ella, “el último miembro de esta célebre fraternidad”, precisando que “nunca perdería la ocasión de rehabilitar a los rosacruces” (16).

Al vizconde le gustaba participar en las veladas organizadas por la condesa de Albanés. Allí, en compañía de Charles Nodier, de Pierre Ballanche, del doctor Koreff, del conde de Ourches y del hijo de Cazotte, hablaba de magnetismo, de alquimia, de kábala y de martinismo. A lo largo de una velada de diciembre de 1839, el vizconde mostró a los asistentes un frasco de cristal de roca, relleno de la “esencia divina de los rosacruces”. Se trataba de un licor compuesto a partir del rocío, que había obtenido el príncipe de Balbiani en los alrededores de una ermita de Palermo. Fue durante una estancia en Italia, entre 1825 y 1831, cuando se encontró con este personaje que pasaba por ser rosacruz. Este príncipe, que decía conocer a Cagliostro, dirigió los primeros pasos del vizconde en la práctica de la alquimia (17). Añadamos finalmente que el vizconde conocía bien a Alexandre Du Mège, que antaño había sido fundador de un rito egipcio. El sería quien le sucediera en la dirección de la Sociedad Arqueológica del Midi.

¿Qué fue de este rosacruz de Toulouse? ¿Había fundado el vizconde una Orden rosacruz? Leyendo lo que dicen al respecto el vizconde Lapasse, Firmin Boissin o J. Péladan, parece que la Rosa-Cruz de Toulouse no era una Orden estructurada, sino que hacia 1860 reagrupaba a un pequeño círculo de adeptos entre los que figuraba Firmin Boissin, el iniciador de Adrien Péladan.


La Orden Kabalística de la Rosa-Cruz

Mientras que Joséphin saborea el éxito de su primera novela, su hermano Adrien muere el 29 de septiembre de 1885, envenenado por un medicamento que su farmacéutico había dosificado mal. El artículo que anuncia su defunción, en el diario El Mensajero de Toulouse, le presenta como rosacruz. El texto está firmado por “un R+C católico”. Tras esta firma, hay que ver a Firmin Boissin redactor jefe del diario. Durante este período, la amistad entre Joséphin Péladan y Stanislas de Guaita se concreta, y por los consejos del escritor, Stanislas entra en relación con Firmin Boissin. El 12 de agosto de 1886, Stanislas de Guaita dice a Joséphin que ha recibido una larga y sabia carta de su amigo “BOIS+SIN”. La manera de escribir este nombre, con una cruz en el centro, es extraña, y es curioso comprobar que después de esta correspondencia, Stanislas de Guaita firmará sus cartas con la fórmula “R+C” y llamará a Joséphin Péladan “mi querido hermano” (18) . ¿Se podría deducir que había sido recibido en la Orden por Firmin Boissin?

A partir de ese momento, van a precipitarse los acontecimientos. En efecto, en esta época muchos de los ocultistas parisienses son miembros de la Sociedad Teosófica, pero se sienten defraudados por unas enseñanzas demasiado orientalistas. Papus, que acaba de publicar su “Tratado elemental de la Ciencia Oculta” (1888), quiere restaurar la Tradición occidental y hacer del ocultismo una ciencia igual a las que se enseñan en las universidades. Es en torno a este proyecto como nace la revista La Iniciación en octubre de 1888. Intentando situarse bajo los auspicios de una Tradición secular, bajo el influjo de Papus, los ocultistas intentarán hacer de la Rosa-Cruz y del Martinismo la piedra angular del nuevo Templo que quieren construir. Joséphin Péladan y Stanislas de Guaita quieren asociarse a este proyecto, y cuando la Rosa-Cruz entra en período durmiente en Toulouse, deciden renovarla. “La Orden antigua de la Rosa-Cruz estaba a punto de extinguirse (el autor habla en 1890), cuando dos herederos directos de estas augustas tradiciones decidieron renovarla afirmándola sobre nuevas bases (...) y ahora la vida circula en oleadas en el organismo místico del coloso rejuvenecido” (19).

Así, al pasar de Toulouse a París (1887-1888), la Rosa-Cruz renovada se convirtió en la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz. Esta Orden estaba dirigida por un Consejo Supremo de doce hombres, seis de los cuales debían permanecer desconocidos, siendo su misión reconstruir la organización si por alguna causa quedara disuelta. Entre quienes, en una u otra época, fueron miembros del “Consejo de los doce”, se encuentran Stanislas de Guaita, Joséphin Péladan, Papus, A. Gabrol, Henry Thorion, F. Ch. Barlet, Agustín Chaboseau, Victor-Emile Michelet, Sédir y Marc Haven. La Orden estaba estructurada sobre una jerarquía de tres grados a los que se llegaba mediante examen (bachiller en kábala, licenciado en kábala, doctor en kábala), estando la entrada en la Orden reservada a los martinistas que habían alcanzado el grado de S.·.I.·.


La Rosa-Cruz del Templo y del Graal

Gracias a la revista La Iniciación, la Orden se hizo conocer, por lo que pronto comenzaron a llamar a las puertas de su Templo toda la cohorte de ocultistas de la Belle Epoque. Stanislas de Guaita, que vive como un ermitaño en un piso bajo de la avenida Trudaine, deja a Papus organizar las cosas. La personalidad fantástica de un artista como Joséphin Péladan no termina de adaptarse a la asociación con un hombre pensador, con el organizador que es Papus. Este último quiere abrir la Orden y darle una nueva expansión. Por el contrario, Joséphin Péladan quiere reservar el acceso a iniciados seleccionados y no está de acuerdo con el aspecto masónico que Papus quiere darle. Las posiciones de ambos hombres son difícilmente conciliables, especialmente cuando Péladan critica a Papus su gusto por el ocultismo y la magia. Al igual que el abad Alta, uno de los miembros eminentes de la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz, Joséphin reprocha a Papus que confunda ocultismo con esoterismo. El 17 de febrero de 1891, Péladan dirige a Papus una carta de ruptura que será publicada en el número de abril de la revista La Iniciación.

Heredero de una Tradición que empieza a parecerle que escapa a su misión, Péladan decide actuar de una manera diferente y crea en mayo de 1891 La Orden de la Rosa-Cruz del Templo y del Graal (también llamada Orden de la Rosa-Cruz Católica del Templo y del Graal) de la que ya había trazado un bosquejo en su primera novela en 1884. En junio de 1891, se presenta como Gran Maestro de esta nueva Orden, bajo el nombre de Sâr Mérodack Péladan. Este acontecimiento da lugar a numerosos artículos en el Figaro, y esta amplia publicidad irrita profundamente a Papus y a sus amigos que denuncian el cisma de Péladan.


La magia del arte

Aunque se emplaza bajo la triple bandera de la Rosa-Cruz, del Temple y del Graal, la Orden instaurada por Joséphin Péladan no es realmente una sociedad iniciática. Se presenta más bien como una fraternidad compuesta por artistas. Su fundador la define como “una fraternidad de caridad intelectual, consagrada al cumplimiento de obras de misericordia según el Espíritu Santo, del cual se esfuerza por aumentar la Gloria y preparar el Reino” (20). Su finalidad es restaurar el culto de lo ideal con la Tradición como base y la Belleza como medio. En efecto, para Joséphin Péladan, la belleza expresada por las obras de arte pueden conducir al hombre hacia Dios. Para él, el arte tiene por tanto una misión divina, y la obra perfecta es aquella que es capaz de elevar el alma. En una época que considera en plena degeneración, está convencido de que la magia del arte es el mejor medio para salvar a Occidente de un desastre inminente. Las actividades de la Orden de la Rosa-Cruz del Templo y del Graal están por tanto consagradas a la organización de salones, exposiciones y veladas dedicadas a las bellas artes.


Los salones de la Rosa-Cruz

Se organiza un primer Salón de la Rosa+Cruz del 10 de marzo al 10 de abril de 1892 en la célebre galería parisiense Durant-Ruel. El salón es inaugurado con todo ceremonial, con una música compuesta por Erik Satie, el compositor oficial de la Orden. Las jornadas se ven prolongadas por las Veladas de la Rosa+Cruz, dedicadas a la música y al teatro. Sâr Péladan ofrece también conferencias sobre el arte y la mística, y se escuchan obras de Vincent d’Indy, Cesar Franck, Richard Wagner, Palestrina, Erik Satie y de Benedictus. Remy de Gourmont, en su crónica de El Mercurio de Francia, califica a este primer Salón de la Rosa-Cruz como “la principal manifestación artística del año”. Hay tanta gente que la policía debe intervenir para dirigir la circulación, ya que la calle está obstruida por los visitantes. Después de haberse cerrado las puertas, se cuenta a más de 22.000 visitantes. El éxito es considerable y la presencia de artistas extranjeros le da un renombre mundial. Los Salones de la Rosa-Cruz se inscriben en el movimiento artístico llamado Simbolismo. Constituyen además uno de los episodios más memorables.

Se celebrarán un total de seis Salones de la Rosa-Cruz. El último es organizado en la prestigiosa galería Georges-Petit en 1897. Tras este salón, Joséphin Péladan anuncia que su Orden va a entrar en un período de reposo: “Rindo mis armas. La fórmula de arte que he defendido ahora ya es admitida en todas partes, y ¿por qué debe recordarse al guía que ha mostrado el vado cuando el río ha pasado?”. Hasta su muerte, en 1918, continuará su actividad literaria (cerca de noventa volúmenes: novelas, piezas de teatro, estudios sobre el arte o el esoterismo).


El conde de Falkenstein

Durante este tiempo, la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz continúa bien que mal sus actividades. Sin embargo, la Orden no posee sólidas raíces, y el aspecto ocultista que le ha dado Papus la aleja del espíritu del rosacrucismo de sus orígenes. Es sin duda por esta razón por la que se agota rápidamente. Como precisa Victor-Emile Michelet, uno de sus antiguos miembros, la Orden “no tenía un gran atractivo y cayó en un período de reposo incluso antes de la muerte prematura de su organizador” (21). En efecto, el mismo año en que los Salones de la Rosa-Cruz cierran sus puertas, la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz pierde a su Gran Maestro cuando, el 19 de diciembre de 1897, Stanislas de Guaita muere prematuramente. F. Ch. Barlet (Albert Faucheux) es elegido para sucederle, pero prefiere dejar en la inactividad a una Orden que no existía sino en estado embrionario. Parece que el nuevo Gran Maestro de la Orden Kabalística de la Rosacruz comienza a cuestionarse entonces los orígenes del rosacrucismo. En julio de 1898 publica en La Iniciación una traducción de la Historia de la Orden de la Rosa-Cruz, un texto de Karl Kiesewetter. Este último afirma que la Orden existía mucho antes de los Manifiestos (1614-1615). Evoca la historia de la Orden a través de la vida de algunos de sus dirigentes, como el conde Falkenstein, quien habría sido Imperator en 1374, o Johann Karl Friesen, Imperator en 1468. Todo ello no pasa de ser una leyenda, ya que las fuentes a las que se refiere Karl Kiesewetter carecen de valor histórico, independientemente de que el manuscrito sobre el que se basa para hacer estas aseveraciones, que no es sino una copia del siglo XVIII, y de que las referencias que indica, tal como un texto del volumen IV del Theatrum Chemicum, no contiene las citas sobre las que se apoya (22).

Es probable que utilizando este texto, Papus y Barlet intentaran diferenciarse de las diversas corrientes rosacruces de su época que reclamaban para sí el rosacrucismo del siglo XVII (S.R.I.A., Golden Dawn y la Orden de la Rosa-Cruz Católica del Temple y del Graal), situándose bajo una autoridad más antigua. Sin embargo, no tuvieron éxito en el proyecto. F.Ch. Barlet se orienta entonces en otras direcciones con la H.B. of L., mientras que Papus se distancia cada vez más con el ocultismo. La guerra de 1914-1918 pondrá fin a la gran época de los magos. Después de este período, a veces de una manera ilegal, algunos intentarán sin éxito continuar las actividades de la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz. El proyecto de Joséphin Péladan fue retomado en marzo de 1908 por la Confrérie de la Rosace. Este grupo, bajo la dirección del Hermano Ángel, no reunirá a más de cuatro seguidores con los que organizó una primera exposición en mayo de 1909, una segunda en mayo de 1911 y una tercera en octubre de 1912. Después dejó de existir.

La Rosaleda de los Magos no había tenido éxito en producir flores suficientemente viables. Sin embargo, todas desempeñaron un papel nada despreciable relanzando el interés por el esoterismo en una época en que la evolución de las ciencias y de la industria trastocaban la organización de la sociedad. Independientemente de que los discípulos de los magos confundieran demasiado a menudo ocultismo, esoterismo y misticismo, su búsqueda contribuyó a perpetuar una herencia que podía nutrir las interrogaciones del hombre sobre sus orígenes y destino. En efecto, durante este período, un joven americano, H. Spencer Lewis, vendrá al encuentro de la Rosa-Cruz en la villa rosa. De este viaje pronto nacerá la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz que pronto conocería una expansión mundial, hasta el punto de convertirse en una de las principales organizaciones iniciáticas de la época moderna.


Notas

1. Este movimiento conocerá también ciertas derivaciones donde se mezclan el retorno a la naturaleza y los cultos primitivos, nacionalismo, anarquismo, culto a la belleza del cuerpo y razas excepcionales.

2. Ver “Monte Veritá” de Philippe Baillet (1900-1920) o la complejidad del “romanticismo anticapitalista”, revista Política Hermética nº 14,2000.

3. Carta del 12 de septiembre de 1921 a H. Spencer Lewis. Archivos AMORC.

4. Carta de Theodor Reuss a H. Spencer Lewis del 10 de junio de 1921: Archivos AMORC.

5. Los ritos masónicos de Misraïm y Menphis, Maisonneuve & Larose. París, 1986.

6. Ver “El Affaire Theodore Reuss” en la revista La Acacia de enero a junio de 1907.

7. Ver “Dal monte Veritá, Congresso Anazionale Cooper OTO”, en Dovere, periódico italiano de 28/8/1917.

8. En 1898, Mathers publica una traducción inglesa de La Magia Sagrada que Dios donó a Moisés, Aarón, David, Salomón, y a otros Profetas, y que enseña la Verdadera Sapiencia Divina, dejada por Abraham hijo de Simón, a su hijo Lamech, traducida del hebreo al latín en Venecia en 1458, un libro que trata de la magia angélica.

9. Para una información más completa sobre este personaje, se puede consultar: Joséphin Péladan 1858-1918. Ensayo sobre una enfermedad del lirismo, Christophe Beaufils, Grenoble, 1993, Jérôme Million y El Pensamiento y los secretos de Sâr Joséphin Péladan. Ed-Bertholet, vol. I a IV. Laussanne 1952-1958.

10. Aunque es posterior a los libros de Eliphas Lévi, esta obra, verdadera enciclopedia del esoterismo en 666 páginas, la rebasa en muchos puntos.

11. Carta de 15 de noviembre de 1884 a Joséphin Péladan, editadas por E. Bertholet y E. Dantinne, Neuchatel, 1952.

12. Publicó Las Armonías del Ser expresadas por los números (1884). Sobre este autor, ver “Un gran desconocido” de Robert Amadou: el abad Paul Lacuria, el “Pitágoras francés”, revista Atlantis 1981 nº 314 y nº 315; “El Abad Paul Lacuria y las Armonías del Ser”, revista Atlantis, noviembre/diciembre 1981, nº 317. Es posible que este personaje sirviera de modelo a Joséphin Péladan para crear a Alta, uno de los personajes esenciales del Vicio Supremo.

13. Joséphin Péladan, Cómo llegar a ser un Artista, París, 1894.

14. La biografía del vizconde Charles-Edouard de Lapasse ha sido trazada por el conde Fernand de Rességuier, Elogio de M. vizconde de Lapasse, Juegos Florales, Toulouse 1869.

15. Vizconde de Lapasse, Ensayo sobre la conservación de la vida, París, 1860, Victor Masson.

16. Firmin Boissin, Visionarios e iluminados, París, 1869, Liepmannsshon y Dufour.

17. Ver Excéntricos Desaparecidos, que publicó Firmin Boissin bajo el seudónimo de Simon Brugal, 1890, A. Savine, París y Privat, Toulouse.

18. Cartas Inéditas de Stanislas de Guaita, obra ya citada.

19. Stanislas de Guaita, Ensayos sobre las ciencias malditas – I – En el umbral del Misterio. París, 1890, Georges Carré.

20. Constitución de la Rosa-Cruz, el Temple y el Graal, París 1893.

21. Los Compañeros de la hierofanía, París, 1937.

22. Ver a Roland Edighoffer, Johann Valentin Andreae, Rosa-Cruz y sociedad ideal. París, Arma Artis, 1982 y Pauld Arnold, Historia de los rosacruces, París, Mercurio de Francia 1955.